Es difícil la vida cuando te das cuenta que por fin te gusta un hombre….pero me refiero a gustar de verdad, de esos hombres que te paralizan cuando te hablan, que te hacen sonrojar si te dicen algún piropo, que te hacen tiritar las piernas cuando te tiran algún palo con doble sentido.
El hombre que me gusta a mí tiene 36 años y una vida interesante, trabaja en el canal de farandulandia y además tiene una banda de pop/rock donde es el baterista. Me hace reír las pocas veces que nos podemos juntar a tomar algún café, me hace sentir cosas en la panza, me abraza cuando más lo necesito y sin que se lo pida y así como esas, tiene muchas cosas que me hacen sentir una tonta especial a su lado, una tonta que le creería incluso que la luna es de queso si me lo dijera (tal como dice la canción de Gloria Trevi)
Hoy recordando el pasado, llevé a mi mente el primer día que nos conocimos en persona, pues algunos meses antes que ese día nos habíamos topado en Internet... ya no sé cómo ni por qué, sólo sé que ese fue el medio; y así después de mucho hablar, decidimos ir por un café en el centro del gran Santiago. Llegó el día y se acercaba la hora y sólo puedo recordar que era un martes y que llovía bastante; creo que era invierno, supongo que entre julio y agosto.
El lugar, una estación del metro, pudo ser Baquedano, ya no recuerdo. Me pidió que lo acompañara a una reunión con su grupo y una disquera o algo así para ir luego por ese café. Estaba tan oscuro y sólo eran las 7 de la tarde, la lluvia, el frío y el robo del auto de su amiga confabularon para que cambiáramos los planes, o más bien para que yo los cambiara. Cuando nos despedimos de sus amigos le pedí que me acompañara al metro, quería irme a mi casa; algo me transmitió, un sentimiento que no puedo ni sé cómo definir. Reímos bastante, conversamos muchas cosas, pero aún así yo quería irme… al despedirnos intentó darme un beso y corrí mi cara, por lo tanto el beso alcanzó solamente a rozar la esquina superior de mi labio. Me fui y seguí pensando en él mucho tiempo, pero cuando me llamaba a mi cel o me hablaba por el MSN, yo sencillamente no le daba ni la hora…no lo pescaba.
Pasó el tiempo y nos volvimos a encontrar por MSN y dijo que quería verme y accedí después de un año sin verlo... nos volvimos a encontrar, pero esta vez era de día, a la hora de almuerzo, hacía calor y faltaba poco para comenzar el verano. Su pelo estaba más largo, seguía igual de canoso que el primer día, fuimos a tomar una bebida y luego me llevó a conocer su trabajo en el canal de farandulandia; me raptó todo el día para conversar y al llegar la tarde y la hora del adiós volví a correr mi cara y el beso rozó el mismo lugar que la primera vez.
Me sentí tan tonta, tan pendeja, tan estúpida... lo dejé ir sabiendo que me gustaba mucho. La tercera vez no fue muy distinta a las dos primeras, la diferencia es el lugar, el horario y la música, su música, porque fui a oírle tocar con su grupo en la noche, con un copete por ahí, con el calor de las noches de verano al caminar por la alameda a las 4 de la mañana, con sus brazos tomando mi cuerpo y por fin con ese beso que otra vez nunca le di.
Hoy en día hablamos de vez en cuando y nos tiramos algunos palos, coqueteamos, pero en verdad no sé qué mierda para por su cabeza, qué siente en verdad, qué piensa de mí, qué quiere, qué soy para él (probablemente nada).... Me siento colorada con sólo hablarle.
El otro día me decía que quería darme un beso… en la boca (si suena ÑOÑO... ya lo sé) por un lado saltaba de alegría por dentro, pero por otro lado, intentaba no hacer presión con mis comentarios, para q no crea q me muero sin él o algo por el estilo…. o lo q es peor, que piense q soy una loka busquilla, ladilla y pegote… quiero verlo y abrazarlo unos 10 minutos… sentirlo cerca; no es un capricho…. De verdad se me hace necesario hablar con él aunque sea por teléfono de cuando en vez.
Hoy estuvimos a punto de vernos... desistí, me arrané…. Quizás el lunes.
