jueves, 16 de julio de 2009

Samantha


Naciste el 11 de octubre del año 2008, sin saber nada del mundo. Solo había a tu alrededor 3 hermanitos, tu madre y una cantidad de voces, desconocidas para ti y supongo que también extrañas, que asombradas veían el acontecimiento. Creciste los primeros dos meses dentro de uno de los baños de la casa, con el fin de que tuvieran algo de intimidad con tu madre y que las perritas de la casa no les hicieran daño por el extraño aspecto y tamaño que ustedes tenían entonces. En poco tiempo tus hermanitos fueron adoptados con familias que responsablemente querían darles amor e incorporárlos a sus vidas, así que te quedaste solita con tu mamá, pero eso yo no lo sabía.

Se aproximaba Navidad y viajé desde el Sur para estar con mis primos y hermanos aquí en Concón, llegué el 23 de Diciembre a la casa y lo primero que pregunté fue por la remota posibilidad de que haya quedado un gatito, pero me dijeron que ya se habían ido todos. Esa misma noche, sin quererlo, te descubrí en aquel baño y me confesaron que eras mi regalo de Navidad y que se había estropeado la sorpresa...

Eras Mía y yo era tuya desde entonces, tú me acompañarías al Sur para no sentirme más sola en ese infierno frío y aislado al que tenía que volver para trabajar y yo sería la encargada de entregarte todo aquello que les ofrecieron a tus hermanos.

Eras increiblemente grosera, gruñías más que un perro y no dejabas que las perritas, (dueñas de casa) se te acercaran; más que defenderte parecía que querías arrojarte sobre ellas para destriprarlas, eras arisca con algunas personas y en ocasiones bajabas tus defensas y te dejabas acariciar sin dejarme tus rasguños marcados en la piel como recuerdo. Aun me quedan varios de ellos.

Nos fuimos al Sur y conociste lo que era una caja de transporte, un viaje en bus y hasta un Avión... estabas tan alterada que me invadió una tristeza enorme al momento de entregarte para que te embarcaran junto a las maletas, pero sbreviviste a nuestra primera aventura y lo superaste súper bien... aunque en el siguiente bus que debíamos tomar no pude llevarte en el maletero porque llorabas como un bebé y tuve que llevarte conmigo arriba; aun así seguías llorando debido al movimiento. Ya estando en nuestra casa, aprendiste a vivir en mi pieza, te adueñaste de mi cama y te gustaba dormir sobre mi pecho. Si me veías leyendo un libro te subías en mis brazos anteponiéndose a mi lectura, si me veías trabajando en mi laptop hacías lo mismo o simplemente te montabas en el teclado, haciéndote notar, buscando más atención de la que considerabas merecían esas "cosas" y nuevamente te dormías sobre mi pecho.

Antes de comprar tu cajita de arena, me despertabas cada madrugada para salir al patio a hacer tus "pis" y "pupus" y ya no me dejabas volver a dormir porque te ponías a jugar.... corriendo por toda la pieza y saltando sobre mi cama. Cada mañana al irme a trabajar te oía llorar cuando cerraba la puerta y al llegar habría la puerta de la pieza y corrías por toda la casa sin parar en al menos una media hora.... Las cortinas sufrían cada vez que yo llegaba, pues era tu juego favorito escalarlas como un modo de demostrar tu felicidad luego de 9 largas horas de ausencia en que supongo cargabas tu energía durmiendo y sentándote a mirar el exterior por el ventanal de la pieza; debo agregar que bajarte de los rieles de las cortinas era casi un imposible, pues te aferrabas a ellos como si te pertenecieran por derecho propio. Al poco tiempo, inventamos un juego que jugábamos a diario.... cada ratoncito de mimbre que yo te regalaba para que jugaras, disfrutabas desarmándolo el primer día, quitándoles sus colas y después (lo que quedaba de ellos) me los entregabas en la mano y yo los lanzaba leeeeeejos para que tú los buscaras; corrías muy rápido en su búsqueda, a veces los encontrabas al tiro, otras veces te costaba unos cuantos minutos, pero tu afán de encontrarlos era más fuerte y lo lograbas........ por último en otras ocasiones lo atrapabas en el aire antes de que llegara al suelo, era impresionante ver tu energía, sea como sea que lo encontraras lo volvías a traer a mis manos y yo lo volvía a lanzar lejos, podíamos estar horas jugando NUESTRO juego y no nos aburríamos.

Cuando volvimos a Concón, te traje en bus, pero no quise hacerlo en el maletero, así que te escondí en aquel bolso en que te sacaba a pasear aquellos días en que salía el sol; te di algunas gotitas para que duemieras, pero no funcionaron, aunque a veces dormías media hora, pero te despertabas y comenzabas a maullar tan fuerte que el auxiliar del bus quería bajarte y yo debía contenerte y mantenerte callada para que eso no sucediera, para que no despertaras a los demás pasajeros..... por lo tanto me mantuviste despierta a mí toda la noche. Hicimos una parada en Santiago y los primeros días dormías en el patio de la casa de mi prima, pero tus llantos nocturnos me hicieron llevarte a escondidas a la pieza cada noche, hasta que un día mi prima te dejó entrar, yo creo que ya nos había descubierto!!!

Para cuando llegamos a Concón tenías nuevos hermanos y seguías tan arisca como siempre, no permitías que ninguno se acercara, ni siquiera a tu madre. Supongo que se desconocieron ambas, pues tuvieron una gran batalla en aquel baño que te vio crecer; menos mal que ninguna salió lastimada. Cumpliste 6 meses y te quité la oportunidad de ser madre y a tu mamá le quité la oportunidad de darte más hermanos y no me culpo por eso, pues sé que no es algo agradable para las gatitas. Aun con los puntos de la operación, llegó la fecha de volver al Sur, pero debí dejarte para que terminara bien el post operatorio, así que me fui por un mes, dejándote en la casa en que naciste, con mis primos y con perros y gatos que no eran de tu agrado y que sufrían por tus impertinencias y malos tratos. Cuando volví parecías molesta conmigo, no me dabas bola, pero luego de 3 o 4 días de amor logré que fueras nuevamente la misma conmigo; sin embargo tu personalidad arisca había cambiado, tu relación con tus hermanitos era CASI excelente, al igual que con tu madre, dormían y comían juntos; no puedo decir lo mismo de los perros, misteriosamente la Boxer amaneció un día con una herida en su nariz y no me extrañaría nada que hubieras sido tú en su afán de perseguirte.

Por otro lado, ya no podías dormir dentro de la casa, mi prima debió hacerles un lugar para dormir en la lavandería, tenían escaleras para subir y bajar, muchos baúles en los cuales saltar y al menos parecía un lugar divertido, pero tiempo después parecía ya no gustarles y pasaban más tiempo jugando en el patio que en su "hogar" y por eso les hice nuevas camas en la casa de muñecas de mi sobrina, lugar que habitabas con mucho gusto.

Cuando ayer no llegaste a comer en la mañana, te busqué por todos lados y no te encontré, con algo de susto le dije a mi tía que no estabas, pero ella me aseguró que hace algún rato te había visto jugando sobre la ruma de leña en que te gustaba saltar, pero cuando no llegaste a comer en la noche, me asuté aun más.... te busqué con linternas por todos los lugares que solías visitar jugando a las escondidas con tus hermanos o cuando juagabas al pillar conmigo y me pareció tan raro que no respondieras (como solías hacerlo) que supe entonces que algo andaba mal. Esta mañana me levanté a ver si habías llegado, en caso de que hubieras salido por primera vez de carrete y al no encontrarte me asusté... hasta que por fin te vi. Lamentablemente yacías muerta en el patio trasero de la casa, no sé si anoche no pude verte cuando te buscaba o si aun a esa hora no podías llegar en algún intento de buscar TU hogar para pasar tus últimos momentos.

No podrás saber nunca cuál fue mi reacción, ni sabrás cuánto te he llorado ni cuántas lágrimas he derramado hoy día, ni las que derramaré los días siguientes y posiblemente cada vez que te recuerde. Eras mi todo en un Universo gigante, eras mi razón, una hija, mi compañera y mi amiga, mi mejor manera de no aburrirme, mi cojincito cuando necesitaba abrazar algo, eras mi alegría.

Tu muerte será un misterio, pues la pequeña gotita de sangre en tu pecho no me daba muchas alternativas para imaginar que sucedió contigo, así como tampoco la posición en la que te encontré en la entrada del invernadero como queriendo alcanzar algo con tu pata, ni el hecho de que no hayas cerrado los ojos en el momento en que dejaste de respirar, pues ambos estaban abiertos cuando te encontré. Solo espero.... y con esto intento apalear mi propio dolor, que no hayas sufrido y que tu muerte no tenga que ver con terceros mal paridos. Saber en qué circunstancias te fuiste no te va a devolver a mi lado, por mucho que lo intente, ni mucho menos me consuela el saber que te fuiste sin mi compañía, simplemente no me puedo consolar. No se va mi pena cuando me dicen que lo lamentan, que ya pasará la penita con el tiempo o que estarás en un "cielo" de animalitos.... mi pena sigue ahí y lo seguirá estando.... te quiero demasido, te quise tal vez es el mejor tiempo en que debería decirlo, pero la verdad es que aun te quiero y lo seguiré haciendo. Lamento no haberte sacado más fotos, que aquellas que tengo de navidad, me habría gustado tener otra forma de recordarte, así como cuando dormías con tus manitos tapando tu cara como si la luz te molestara, cuando jugabas y saltabas, cuando te acurrucabas en mis brazos, cuando te daba complejo de lorito y no te bajabas de mi hombro, cuando te subías a las cortinas, cuando comías, cuando peleabas, cuando me mirabas sin pestañar, cuando conociste el techo, cuando disfrutabas aventurando en nuevos sitios a los que te llevaba, cuando escapaste de las perritas y estuviste más de dos horas a 4 metros de altura en la rama de un árbol sin saber como bajar.... hay tantos recuerdos que no quiero que se borren que me da rabia no haberlos capturado en una cámara.

Creo que ahora solo me queda decir GRACIAS por todos los recuerdos y buenos momentos que me regalaste.

pd: tu collar rojo con cascabel que te regalé el día en que te fui a buscar al veterinario cuando te operaron se lo regalé al Samantho... tu pequeño hermano que extrañamente como si hubiera estado predestinado, nació y más que hermano chico, parece tu gemelo, razón por la cual con mi prima nos referíamos a él como Samantho a la espera de que alguien llegara a adoptarlo y le pusiera un nombre definitivo, sin aceptar jamás el "Gasparín" que mi sobrina le había dado como nombre. Él no ocupará tu lugar, pero espero que sí yo pueda ocupar un lugarcito de su Corazón tanto como estoy segura de que me encontraba en el tuyo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

.

Ay, mi dama, ay.

Desde el principio uno debe aceptar que en los tiempos que nos corren, tener un gato es jugar la posibilidad de ciertos finales. No es sencillo proteger a esos individuos que no respetan propiedad ni horario, quedando al acecho de terceros mal paridos, y tormentas o canes -que resultan afables a comparación de los primeros-.

En mi morada tengo de esos compañeros. Uno en particular lo encontré una mañana agonizando. Días donde esperaba que su cuerpito deshinchara la piel, absorba hemorragías y se juegue una chance. Salió bien.

Cada vez que salgo por las mañanas no puedo evitar pensar en un suspiro en qué cornisa andarán (si no tengo la suerte de tenerlos a golpe de vista durmiendo en un sillón)...

Entiendo de esos lazos. No sé cómo darle palabras. No le alcanzarán.

Pero, permitame arriesgar... En sus saltos y maromas, ese gato se iluminaba con usted de la misma forma que lo hago yo cuando vuelvo a mi casa y -mezclados con los perros- puedo pasarle lista a la carrera a mis felinos.

Resulta que, usted entiende de lazos.

Un abrazo enorme, abrazo de león, lo único que tengo y lo único que le sirve para estas cuestiones.

RIPNE dijo...

Tengo diez, tuve decenas antes... Lo siento tanto como ni te imaginas, son parte de la familia y libres por naturaleza.
Tanto dan, tanto nos falta por devolverles siempre...
Un abrazo, bonita entrada, hermosa reseña.

bufonazo dijo...

ups! me dan alergias los gatos...!!! y las gatas?...ajajaja